Ícaro o el estilista en la redes sociales.
«Podríamos decir que uno valora al peluquero en medida a la fidelidad a su trabajo.»
Cristian de siete años pidió corte de super héroe.
Le pagamos, le damos propina, saben de nuestras vidas y a veces unos sabe poco de sus intereses. ¿Alguna vez le has preguntado a tu estilista, peluquero, barbero, manicurista etc. qué hace en su tiempo libre? Una gran cantidad de ellos se están organizando para recuperar el tejido social de su entorno, colonia o ciudad.
Ya que tengo tu atención es importante que invites a tú estilista favorito a formar parte de las Brigadas de Belleza Itinerante si vives en el Distrito Federal.
«Contribuimos al estilista en cualquier disciplina a través de experiencias a ser un promotor de los derechos humanos sin abandonar su centro de trabajo, difundiendo temas de salud social para las y los habitantes de la Ciudad de México».
Aunque vivo en la Ciudad de México, mi experiencia ocurrió en Guadalajara. Acompañé la valentía de un grupo de barberos y estilistas de la ciudad, ellos se hacen llamar «Estilistas con corazón», se reúnen una vez al mes en promedio y comparten su tiempo cortando el cabello de niñas y niños, hijos de trabajadoras domésticas, albañiles y vendedores ambulantes en el área metropolitana.
Hicieron suyo el espacio público con peines, razuradoras y cuchillas; los más sorprendente, la policía pasó en todo momento, de hecho, algún policía que omitió su nombre alcanzó a decir «es algo bonito, dar sin recibir nada a cambio, si se reciben quejas trataremos de ser conscientes» a lo que reviró su pareja de patrullaje «es una falta de higiene».
Karina Solorio vende borrachitos, dulce típico de la región que lleva vino y azúcar, es madre soltera y no mayor de 30 años, con cinco hijos, comenta: «La gente no tenemos la economía para asistir a los salones, los voluntarios están dando un servicio que da beneficios públicos». Y así fue, reconoce que gastaría más de doscientos pesos en un servicio con esa calidad para sus niños.
Ángel, de 11 años, pidió corte escolar moderno; su padre Victor García, de joven «chalán», luego «albañil» y ahora «soldador herrero» con diez años en el oficio, describe a su hijo:
«Está en la realidad, no se fuga, actúa como sí ya hubiera vivido, disciplinado».
¿Cómo puedes reconocer sí tu barberos, estilistas o peluqueros padece el síndrome de Ícaro?
Un rasgo del síndrome es que adoptan la identidad de algunos clientes; desarrollando un ego desmedido, la sensación de poseer dones especiales o «cibernéticos» que los convierten en capaces de enfrentarse a los mismos dioses.
El profesional de la belleza ya sea por su talento o extravagancia le son concedidos favores de los mal llamados «clientes» que nos aficionan a cultivar una especie de suerte, riqueza, estilo, creando exceso de orgullo.
Invítalo a salir a compartir un día libre de su tiempo a una avenida, a una calzada, o una plaza pública su trabajo como estilista y seguro que la próxima vez que lo visites te agradecerá tu aportación. ¿Será que una manera de contactar con nuevas realidades es compartir el espacio público?
La verdadera o llana falta de discreción de la vida privada de los estilistas aquejados del «síndrome de Ícaro» se sobrepone al aplomo de José Melendres vendedor ambulante: «pide no ser molestado, él lleva un bebé convertido en dulces» y efectivamente lleva una carreola con cacahuates, caramelos, cassetes de artistas varios y películas. Relata sentir una gran presión paga 250 pesos de renta y hoy sólo quiere «recibir buen trato, tener su mente ocupada y que los estilistas se sientan motivados?
¿Tú encuentras a tú estilista motivado?
Diego Sexto, estilista mexicano promotor de la peluquería de paisaje y creador de las Brigadas de Belleza Itinerante.
Artículo de Diego Sexto.