Armados con peine y tijeras, y otros implementos ideados por ellos mismos, estos hombres se dispusieron a innovar el estilismo de sus respectivas épocas.
Difícil elegir una decena de estilistas emblemáticos, esos que han revolucionado la manera en que nos cortamos el pelo y nos peinamos. No están todos los que son, pero aquí te presentamos a 10 que han llevado, en distintos momentos de la historia, la peluquería a nivel de arte.

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Leonard Autie
El estilista de María Antonieta es el primero del que se tiene registro. De ser un humilde peluquero en el sur de Francia, se convirtió en el hombre al que la Reina confió su cabeza. Ideó el pouf para levantar el pelo y recurrió a todo tipo de artilugios y pomadas para lograr sus extravagantes creaciones, que fueron la causar de la impopularidad de la reina.

En su época los éxoticos peinados de María Antonieta eran la sensación. Crédito: Getty Images
Marcel Grateau
Gracias a su invento: las tenazas ‘Marcel’, las mujeres de finales del siglo XIX y principios del XX pudieron llevar el pelo ondulado instituyendo así una moda. Pronto se convirtió en el peluquero más solicitado; sus clientas pagaban hasta 500 francos por sus servicios. Su inventiva no se limitó a ese artefacto, también patentó un líquido para peinarse y brillantinas para el pelo.

Antonie de Paris
Mientras que Coco Chanel, quien era su cliente, liberaba a las mujeres de su época del corsé e instituía los pantalones, Antoine revolucionaba el peinado femenino. Empezó cambiando los hábitos de higiene obligando a las mujeres a lavarse el pelo. Creó el atrevido corte à la garçon, inspirado en Juana de Arco, que pronto se convirtió en un signo de liberación femenina.
Alexandre de Paris
Celebridades, integrantes de la realeza europea y socialités- –la Duquesa de Windsor, Audrey Hepburn, María Callas– acudían a su salón parisino en busca de sus exclusivos looks. La pasarelas de Yves Saint Laurent, Christina Lacroix y Karl Lagerfeld se engalanaron con sus creaciones. Se hizo famoso por sus elegantes chongos y recogidos, especialmente por su interpretación del llamado french twist.


Sydney Guilaroff
Al conocerlo, Joan Crawford decidió llevárselo a la Metro Goldwyn Mayer. Ahí contribuyó a crear la imagen de los personajes de las películas. Gracias a él se reconoció la labor del estilismo en el cine, de hecho, fue el primer peluquero en aparecer en los créditos cinematográficos. Creó el corte Bob que popularizó Louise Brooks y peinó a Grace Kelly el día de su boda.

Vidal Sasoon
A través de sus innovadores cortes, como el de Cinco Puntas, rompió con el clasicismo que imperaba en los 60, para fundar la peluquería moderna. Las mujeres de entonces se sintieron muy identificadas con su innovador estilo. Su salón se convirtió en un laboratorio en el que experimentaba nuevos cortes y técnicas. Estableció una importante cadena de salones y una reconocida línea de productos para el pelo.


Kenneth Battelle
No pudo ser psiquiatra, como hubiera querido, pero salvó las cabezas de muchas mujeres rescatándolas de ineptos estilistas, entre ellas a Marylin Monroe. A él se debe el “bouffant” de Jackie Kennedy y el estiloso look de Audrey Hepburn. Su salón ocupó la mansión Vandebilt, en Nueva York, ahí, sirvientas uniformadas servían a las clientas canapés y bebidas. No se merecían menos tras esperar tres meses para una cita.

Gene Shacove
Llegó a Hollywood para seducir a las bellezas que rondaban la meca del cine. Pronto se convirtió en “estilista de las celebridades” y en personaje habitual de fiestas y convivios del jet set. Puso de moda los cortes a la ‘despeiné’ que creó para Jill St. John y Joey Heatherton y las melenas cortas. Su vida inspiró la película Shampoo, protagonizada por Warren Beatty.

Paul Mitchell
Dos de sus inventos: los cortes “wash and wear” y la pistola secadora cambiaron radicalmente la rutina de lavado y peinado de las mujeres. Dejó la Gran Bretaña estableciéndose en Nueva York donde fundó Superhair Salon. Los Clubs de Corte, en donde se formaron estilistas de todo el mundo, fueron una de sus innovadores ideas. En 1980, junto a John Paul DeJoria, estableció su famosa línea de productos para el pelo.

Christiaan Houtenbos
Solo tenía 20 años cuando llegó de Holanda a ocupar un lugar en el área de cortes del salón neoyorquino Coiffures Americana. Sus cortes, sueltos y desenfadados, llamaron la atención de importantes editores de moda con quienes comenzó a trabajar en un nuevo ideal de mujer sofisticada pero sencilla. Su misión, desde entonces y hasta la fecha, ha sido ofrecer a la mujer “comodidad y seguridad”.
